Más de 16.000 soldados republicanos fueron llevados en tren a la estación de Borredón (cercana a Montalzat) y desde allí, en una infame marcha de seis kilómetros, trasladados a un lugar en medio de la nada rodeado de alambradas y sin una sola construcción donde guarecerse. Porque dicho campo (Septfonds) estaba aún sin construir.
Penurias, hambre, enfermedades y muerte se fueron sucediendo. Algunos fueron trasladados a otros campos, otros llevados a la Línea Maginot ... Todos ellos estaban a punto de convertirse en referente de coraje, resistencia y eficacia militar contra los totalitarismos que asolaron Europa.
Los que murieron fueron enterrados en un `pastizal de vacas (hubo quien llegó a escribir "muertos y enterrados como perros") hasta que, mucho tiempo después, se habilitó un cementerio exclusivamente para recoger los 81 hombres que allí quedaron para siempre.
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